viernes, 19 de noviembre de 2010

DESPEDIDA A UN AMIGO....


Guatemala, 19 de noviembre de 2010

Padre Jose Luis:

Ahora, a finales de este año 2010, usted cierra un capìtulo de su vida aqui en Guatemala. Y regresa a su tierra, a Valladolid, con su familia, para prepararse a iniciar el capìtulo mas importante en la vida de todo ser humano: peregrinar hacia la Tierra Prometida.

Para usted, mi amigo sacerdote querido, debe ser muy lindo regresar a esa tierra que dejò hace tantos años, aun joven, para aventurarse en el Proyecto de Jesùs por estas tierras tan diferentes de Amèrica. Venìa con todos sus sueños e ilusiones de sacerdote joven misionero. Y ahora regresa a su terruño, cargado de todas las ilusiones y sueños de amigas y amigos que, como yo, vamos a extrañar esas predicaciones cortitas pero tan profundas y llenas de significado, que alimentaban nuestra alma y nuestro espiritu; esos consejos tan concretos y humanos que usted nos daba; ese mostrarnos a Jesus, humano y autèntico y tan cercano a nosotros...

Voy a extrañar el golpecito en la frente cuando me daba la absoluciòn de mis pecados (¡ay, que dolìa!) y el brillo de sus ojos cuando exaltado proponìa un cambio total de corazòn y luchar por una Guatemala mas justa, sin talanqueras ni barreras entre ricos y pobres....Una Guatemala justa, en paz y sin violencia.

Fue usted el que, con sencillez, impuso la Santa Unciòn de los Enfermos a mi esposo antes de una operaciòn muy delicada y gracias a Dios, èl sigue a mi lado...Tambièn estuvo en la misa donde mi hija mas pequeña, Mariela, recibiò el Sacramento de la Confirmaciòn....Y fue usted, junto con el Padre Daniel, el que celebrò la misa donde me graduè como Agente de Pastoral...Dios siempre se ha encargado de unirnos en momentos muy especiales....

Me duele pensar que pude haber disfrutado mas tiempo con usted...En Su momento, Dios me encomendò servir en la nueva parroquia que, bajo Su consejo, usted separò de Claret. Y luego, Dios me regresò a servir en mi hogar: renunciar a ser parte de la Pastoral de Enfermos y cuidar a mi mama, ya anciana. Pero Dios, que es infinitamente sabio y misericordioso, me regresò a Claret auxiliando en las clases de la EFC, y alli nos volvio a reunir: yo como alumna, usted como maestro, enseñàndonos la autenticidad de Jesùs...Y fue ahi donde pude tener contigo, amigo sacerdote, un contacto mas humano y mas profundo y conocernos mejor.

¡Gracias Padre por depositar en mi la confianza necesaria para seguir enseñando Historia de la Salvacion!¡Gracias por mostrarnos a Jesùs tan actual y tan vivo en la càtedra de la Espiritualidad de Jesùs!¡Gracias por tantos talleres y convivencias que hicieron crecer la espiritualidad de tantas personas, incluyendome a mi, y acercarnos tanto al Reino de Dios! Pero sobretodo Padre, ¡gracias por su amistad!

No se si podrè volverlo a ver alguna vez....Es difìcil, usted estarà en España y yo, en Guatemala...Sin embargo, a usted que no le gustaba la tecnologìa de la computadora y que ahora la maneja muy bien, èsta serà el vìnculo que pueda unirnos a travès de la distancia (Dios bendiga el internet!)

Tenga seguro que en mis oraciones y con el corazòn en la mano, lo recordarè frecuentemente y el Espìritu Santo se encargarà de mantenernos unidos a pesar del tiempo y la distancia....Y al final de nuestro peregrinar por este mundo, Dios se encargarà de reunirnos de nuevo en el banquete familiar, mi queridìsimo hermano mayor...

Lo quiero mucho y, cuando lo extrañe, me lo imaginarè paseando por las calles de Valladolid, rodeadas de edificios antiguos o reflexionando por las veredas de Campo Grande o simplemente recordando viejos momentos con su hermana y su familia en su hogar. ¿Quien sabe? Tal vez algùn dìa Dios me regale viajar al otro lado del "charco" como decimos los chapines, y pueda llegar a visitarlo. Para mientras, seguiremos en contacto a travès de las cartas.

¡Para mi ha sido un gran privilegio conocerlo! Muchisimas gracias por su amistad.
¡Que Dios lo bendiga siempre!

Zulia

1 comentario:

Claudia dijo...

Querida Zulia gracias por compartir lo que representa el sentimiento de quienes conocemos al Padre Asenjo. Yo fui un poco egoísta y le envié una carta privada, pero tu nos regalas un jardín de palabras hermosas de gratitud, amistad, solidaridad.
Los seres humanos somos complicados, muchas veces sentí tan fuerte la palmada en la espalda y ahora la voy a extrañar tanto, tanto.