sábado, 26 de mayo de 2018

SE VALE SOÑAR, AUNQUE NO SE CUMPLA LO PLANEADO

Todo se sueño no cumplido puede verse y comprenderse en perspectiva o en retrospectiva. A veces no entendemos el por qué hemos soñado con algo y, a pesar de pedirle a Dios para que nos ayude, llega el momento y nuestro plan se nos escapa de las manos.

A finales del año pasado comencé a planear un viaje para estar hoy, 26 de mayo, en Logroño en el Acto de Graduación de mi Universidad, la UNIR. Mi sueño era llegar con todas mis hijas (y tal vez hasta sus parejas) a Barcelona el pasado 23, conocer a mi nieto nacido allá el 20 de febrero (al cual no conozco todavía) y junto con sus padres y toda mi familia, viajar a Logroño para que estuvieran presentes en el Acto de Graduación de su madre (yo). Después de un par de días,  regresar a Barcelona y disfrutar en familia, todos juntos, al nieto español y sus papás.

Ese era mi sueño ideal. Tal vez aún no tenía la plata, aún no nacía mi otro nieto de acá pero yo pensaba que si Dios nos había ayudado a estar presentes en la boda de mi hija mayor en Barcelona, también podría ayudarnos para conocer a mi nieto español y celebrar mi graduación de politóloga.

Una amiga muy querida dice que "está mi plan y está el Plan de Dios" y efectivamente así fue conmigo. Mis hijas, por diversas circunstancias, no se motivaron a realizar este viaje. Mi esposo tuvo poco trabajo al inicio de año y debió realizarse una operación en la que Dios nos demostró Su Misericordia y Amor para nosotros, por lo que no teníamos dinero para viajar. Y la persona que muchas veces nos ha ayudado con regalos monetarios para que podamos hacerlo, en esta oportunidad hasta se retractó de su regalo cuando fuimos a El Salvador con mi esposo al presentar mi Trabajo Final de Grado. Poco a poco se fue esfumando mi sueño de viajar al Viejo Mundo y se concretó cuando llegó la fecha límite para inscribirme en el cupo de graduandos.

Al final, no con poco esfuerzo, acepté y asimilé que definitivamente no podría viajar a España. Pero aún no entendía la razón por la que Dios no había cumplido mi sueño, ni siquiera en la versión económica (sólo mi esposo y yo). Así que llegó esta semana y comencé a ponerme nostálgica, pensando en todo lo que hubiera podido ser y no fue.

Y resultó que el jueves pasado mi yerno (el papá de mi nieto nacido acá en febrero también) tuvo que ser operado del apéndice y mi hija me dejó a su pequeño de 3 meses a mi cuidado, toda la noche. Y fue entonces cuando entendí el Plan de Dios. Si hubiéramos estado todos allá, hubiera sido muy difícil para mi yerno pagar un hospital español. Si ellos no hubieran ido y el resto de la familia sí, ¿con quién se hubiera quedado mi nieto y qué apoyo hubiera tenido mi hija en esta emergencia? Y si sólo hubiéramos ido mi esposo y yo, me hubiera perdido la oportunidad única de cuidarlo y chinearlo con todas las emociones lindas que me invadieron al hacerlo.

Mi plan y el Plan de Dios... tal vez Él piense que mi verdadera Misión sea estar al servicio de los demás. Siempre me ha dado otro tipo de regalos y me cultiva como la rosa de Su Jardín. Cuando Él quiera, me regalará ese viaje anhelado para conocer a mi nieto y quién sabe, tal vez hasta me regale estar presente con una toga de graduación el año entrante en Logroño. 

Y mientras tanto, le agradezco de todo corazón la salud de mi esposo, la salud del amor de mi hija y todo lo que me reparte a manos llenas sin yo merecerlo. ¡Gracias Señor por Tu Amor!