jueves, 25 de junio de 2020

NUESTRA CASA (Escrito en la pandemia)


Cuando veo esta casa vieja, despintada y un tanto oxidada donde vivimos, recuerdo todas las expectativas que he tenido desde el principio deseando nuevos muebles, nueva decoración, tejados con "shingles", vitrales, divisiones entre salas con puertas de madera y vidrios...Y las veces en que preocupada, aceptaba visitas de las amigas del colegio de mis hijas, debido a que mi casa (que ahora es mi castillo antiguo) no era lo suficientemente linda en comparación con el status en que sus compañeros vivían... Y cada mes pensaba "esta quincena tal vez se pueda comprar esto y la próxima lo otro" y en ninguna quincena se pudo pues había otros pagos mas importantes y mas necesarios para esta familia de siete.

De vez en cuando hubo renovaciones, casi todas regalo del abuelo compensando otras renovaciones o construcciones con el resto de las hijas. O yo recibía muebles o decoraciones ya usadas, y me emocionaba por esos "re-estrenos". Y sin querer me volví ecológica y amigable con el medio ambiente pues los familiares ya sabían que si compraban algo nuevo y querían deshacerse de algo viejito y usado, podían preguntarle a la  Zulia y posiblemente lo aceptaría. Así que si hago inventario del menaje de mi hogar, resulta que el 90 % de todo es re-estreno! (incluyendo mi ropa).

No niego que muchas veces he querido ser millonaria y hacer realidad todos mis sueños de decoración, re-decorar mi castillo con nuevos muebles, esculturas, cuartos de juegos para los nietos, áreas de entretenimiento, el vitral de mis gradas....Pero aún ahora, cuando ya solo vivimos dos locos enamorados en este gran castillo, tampoco hay platita para re-decorar. Sin embargo, me gozo mi castillo donde soy la reina y disfruto cada uno de los cuartos donde los sueños de mis cinco princesas, comenzaron a madurar.

Y entonces reflexiono que lo importante no es la imagen sino lo interior: "Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos" como diría el Principito. 




Y veo la terraza llena de ensayos de bailes de Marcela, Daniela y Mariandreé para presentárnoslos en una reunión familiar. 

Y la pequeña terracita preparada con una mesa y dos sillas y una cena especial preparada por Pamela para Tono, que ya voló al Cielo.

Y nuestra sala con mi cuñada Dora apuntando su dedo índice al contar una alegre historia en una noche de tragos. 

Y la mesa del comedor tapizada de periódicos porque prepararemos el fiambre en familia con la abuelita Corynita, feliz de participar y compartir con su hija y sus nietas y bisnietos. 

Y el cuarto de juegos con una cortina, albergando a Nurya, Mayita y su gato, mientras podían reconstruir un hogar. 

Y el cuarto de arriba, que ahora es gimnasio, sirviendo de cuarto de recuperación de Mariela después de su accidente. 

Y Gaby adolescente, soñando por la ventana de su cuarto y unos años más tarde, chineando a nuestro primer nieto acogida en el amor y la casa de sus padres para agarrar fuerzas para comenzar una nueva vida. 

Y a unas amigas de Daniela, decorando con cartelitos su cuarto porque regresaría de un Encuentro  de Emproístas muy especial. 

Y Pamela soñando de nuevo en su antiguo cuarto, acogida por el amor de sus padres disfrutando de su "año sabático" mientras repensaba su vida y Dios la guiaba hacia el camino de encontrar a su novio inglés para formar su propia familia.

Y Marcela como un pequeño remolino con Dany y Mariela siguiéndola por toda la casa y el jardín, preparando bailes, shows y otros juegos.

Y Pamela pintando su cuarto de azul y dorado viendo en estreno su serie favorita "Friends".

Y yo regresando del hospital a mi hogar, con mi ultima hija recién nacida a la que dormía en una pequeña hamaca recibiendo el sol de la mañana, en un gran terreno de jardín, que ni grama tenía aún.

Y a Juanfran, yendo a encontrar a la ambulancia de Alerta Médica que llevaría a Oscar al hospital porque se habia desplomado de la lámina del techo que estaba pintando.

Y mis suegros felices y sonriendo, celebrando el cumpleaños 40 de su hijo en una fiesta en el jardín con familia y buenos amigos.

Y tantas historias más...

Han sido casi 30 años de Vida en esta casa vieja y despintada. Oscar y yo ya hemos pintado nuestras canas y gozamos cada visita de la familia, sobretodo de los nietos. Nos llenamos de energía jugando con ellos y nos tomamos una pastilla para el dolor cuando se van, pero nuestro corazón desborda de felicidad cada vez que nos visitan...

Esta casa seguirá resistiendo los embates del clima y del tiempo, las lluvias, el polvo del Sahara, los vientos de Noviembre y el calorcito del verano, incluso la tristeza y soledad de la pandemia. Pero seguirá abriendo sus puertas y acogiendo con amor, a todo aquel que pase por ella.