domingo, 2 de diciembre de 2018

DESPEDIDA

Mi madre se está yendo y no puedo hacer nada por evitarlo. Se está yendo en forma mental, emocional, física y hasta espacial. Y no me refiero al espacio exterior, ese donde está la luna y las estrellas sino a ese traslado desde mi casa, donde ha sido cuidada y acogida durante más de una década, hacia ese hogar tranquilo y sosegado protegido por la Virgen de los Desamparados, en donde vivirá lo que le resta de vida hasta su liberación a la Eternidad.

Y después de quejarme durante más de un año, yo también seré liberada de estas Cadenas de Amor que Dios me regaló como privilegio para mi propia santidad.

Como dice el Evangelio de hoy (Lucas 21, 25-28. 34-36): "Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación". Y no me refiero a la liberación egoísta de escaparme del cuidado de una ancianita, me refiero a la propia liberación de ella, mi madre, de esas cadenas de sufrimientos y tristezas que ha llevado toda su vida y que a sus 94 años ya le pesan demasiado.

No me arrepiento de lo que hice mientras vivió con mi esposo, conmigo y durante alguna época, con varias de mis hijas
. A pesar de lo difícil que fue algunas veces, casi siempre velamos por su paz, alegría y seguridad. Ella se convirtió en una pequeña niña que cuidar (nuestra sexta hija) pues el círculo de la Vida, al final de ésta, nos transforma de adultos a niños de nuevo.

Cuando era más joven y aún no vivía con nosotros, la llevamos a Esquipulas y se gozó a Pamela y Gaby chiquitas; compartió con nosotros su último viaje al mar, disfrutando a su bisnieto que aprendió a quererla más allá que ningún otro; pasó un Año Nuevo con Oscar y conmigo, oyendo música de Carlos Gardel y boleros; ayudó en infinidad de preparaciones de fiambres todos los años desde que vivió acá; fue al hospital a conocer de primera mano a mis dos nietos nacidos en Guatemala y nunca olvidó preguntar por el nieto lejano de España; disfrutó de toda la algarabía de mis 5 hijas cuando venían a casa y hasta fue grabada como modelo en un anuncio comercial promocionando un celular! Son los principales momentos que recuerdo, pero siempre estaba con nosotros (aunque yo me quejara por la falta de privacidad) ahí, centrando toda la atención en ella, tratando de tomar un lugar importante en la vida de los demás.

Y ahora mismo, la veo pasar caminando muy... muy despacio, sintiendo todo el peso de la vejez sobre sus hombros y no puedo evitar sentirme triste y llorar....