lunes, 18 de enero de 2010

El dìa es tan pequeño y la vida tan corta que no vale la pena sufrir por pequeños detalles. Basta con los dolores de cada dìa. Mientras me preocupo por la forma en que me relaciono con mi mamà o reflexiono como perdonarla por lo que me critica, miles de personas deambulan en Haiti, sin hogar, buscando comida y como seguir adelante con sus vidas. Otras tantas, en Guatemala, siguen con su rutina pidiendole a Dios que las proteja en las camionetas, en los caminos, en sus trabajos, de la delincuencia, la violencia, la corrupciòn....Muchos sufren por el miedo: a perder la vida, ser asesinados, ser extorsionados, que sus hijos sean contaminados por la maldad guatemalteca, las drogas, las maras.....
Y las amas de casa, las mamàs, las que nos quedamos en la seguridad de nuestras casas, nos quedamos orando porque la maldad no triunfe, porque el Bien Supremo, Dios Padre, Hijo y Espìritu Santo instaure Su Reino en en este mundo....

GLORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPIRITU SANTO
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS,
AMÈN.

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