lunes, 14 de agosto de 2017





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Me duele el corazón. Me duele tanto que quisiera salir corriendo y huir de este dolor. Abrir la puerta, salir afuera, correr y olvidar. Y nunca más regresar al dolor.
Estoy triste. La tristeza me invade y corroe las entrañas como perro hambriento que no calma ni su sed ni su hambre.
Y ahora, en estos momentos, he perdido la Esperanza. Se me cae el mundo encima y me duele oir tu respiración ronca y fuerte porque sé que suena así porque estás fumando de nuevo.
Cada cigarro acorta un minuto o una hora, no lo sé, de tu vida. Y me duele más no entender por qué no luchas más fuerte, con todas tus fuerzas contra el cáncer. Por qué no lo dejas (el cigarro), por qué quieres abandonarme. Sí, soy egoísta, quiero salvarte y no puedo, quiero tenerte a mi lado y no disfruto estos momentos porque estoy enojada contigo, porque no puedes dejar lo que tanto daño te hace.
Y no puedo dormir porque te oigo roncar, te oigo toser y recuerdo que el cigarro es el que está produciendo estos sonidos. Y me duele, y me siento triste....