martes, 3 de febrero de 2015

RECUERDOS

RECUERDOS

Hubo una época en tenía la madurez y la juventud de los 30. Me levantaba temprano como siempre lo he hecho, pero no me dolía ningún hueso o alguna articulación…tan sólo me costaba levantarme (y debía hacerlo de lado) porque una gran barriguita me impedía tener más movilidad. Ya sería la última de mis “panzas” y tal vez, por la experiencia de las anteriores, me sentía más tranquila y relajada.

Acababa de mudarme a mi nueva casa. Al fin nuestra casa propia! Aún no tenía teléfono, y mi forma de comunicarme con mi esposo era a través de un canal de radio portátil. O sea, comunicación de emergencia. Y no, no es que viviera tan lejos. Es que nuestra bella Guatemala siempre ha sido así, tercermundista, y aunque ya habíamos solicitado una línea telefónica (aún no existían los celulares a diestra y siniestra) tendríamos que esperar porque “no había líneas disponibles por el sector”.

Nuestra casa aún era de un solo piso así que tu “moisés” estaba esperándote al lado de mi cama y tu cuna, en ese pedacito de cuarto donde ahora está mi marquesa. Pames y Gaby dormían juntas en el cuarto donde están ahora las computadoras y Dany y Mars, en el cuarto donde vive tu abuelita Cory. Como te imaginarás, la casa no se veía tan amplia como lo es actualmente.

El garaje era para 2 carros todavía y tenía el “famoso” techo de lámina duralita del cual se cayó tu papá al pintarlo pero, con toda seguridad, su ángel de la guarda lo detuvo antes de llegar al suelo y así, con golpes y todo, Dios le dio más vida para disfrutarla a nuestro lado. La pared del jardín llegaba hasta las puertas corredizas del garaje y de ese lado, una bella y grande bouganvilia corinta adornaba el frente de la casa.

Marce y Dany aún eran muy niñas cuando naciste pero todos, incluso ellas, te esperábamos con alegría. A mis 30’s y después de 4 niñas, sabía que serías mi última hija (o hijo). Sí, porque existía la opción de que hubieras sido hombre (aunque ya ni lo esperábamos ji.ji) porque los ultrasonidos, en esa época, eran muy costosos y los doctores los ordenaban sólo cuando era necesario, así que casi siempre era sorpresa saber el género del recién nacido. 

En realidad no tuve que usar el radio portátil para la “emergencia” de tu nacimiento. Como fue parto por cesárea y el último de mis partos, fue programado por el doctor y, en cierta forma, la fecha fue escogida por mí: como Pames nació el 13 y Gaby el 23 pues, para que rimara, te pusimos el 3. Claro, si Dios hubiera querido otra fecha, te hubieras adelantado o el doctor hubiera puesto otra. Así que, con la venia de Dios, naciste un lunes 3 de febrero, Día de San Blas y San Oscar de Brema. Agradece que no continuara con la tradición de mis abuelos,  de nombrar a sus hijos como los Santos del día de su nacimiento o te hubieras llamado Blasa o Oscara, como tu papá. ;)

Recuerdas cuando nació Danielín? Cómo todos estábamos pendientes de su llegada en el hospital? Así fue contigo. Aparte de tu papi y tus hermanas, también estaban Dora, Adriana, Silvia, tus abuelos….Recuerda que, de ese lado de la familia, fuiste la última nieta así que, a pesar de que era “otro parto de Zulia” eras la sensación de ese momento.

Por qué cada cumpleaños de mis hijas me pongo a recordar detalles de su nacimiento o cuando eran niñas? Ay, chica! Cada año que ustedes crecen en madurez, yo crezco en vejez y es en esta época de mi vida, en que ya tengo tiempo suficiente para revivir recuerdos y gozar de nuevo las lindas experiencias de la vida!

Además, somos fruto de lo que hemos sido. A veces es bueno que alguien nos cuente la historia de nuestra vida desde el inicio pues nosotros mismos no podemos recordar los primeros años de nuestras vidas, mucho menos saber cómo era nuestro alrededor en esos años y, el lugar que ocupas en este mundo y en el corazón de los que te amamos, nadie puede ocuparlo en lugar de ti.