RECUERDOS
Hubo una época en tenía la madurez y la juventud de los
30. Me levantaba temprano como siempre lo he hecho, pero no me dolía ningún
hueso o alguna articulación…tan sólo me costaba levantarme (y debía hacerlo de
lado) porque una gran barriguita me impedía tener más movilidad. Ya sería la
última de mis “panzas” y tal vez, por la experiencia de las anteriores, me
sentía más tranquila y relajada.
Acababa de mudarme a mi nueva casa. Al fin nuestra casa
propia! Aún no tenía teléfono, y mi forma de comunicarme con mi esposo era a
través de un canal de radio portátil. O sea, comunicación de emergencia. Y no,
no es que viviera tan lejos. Es que nuestra bella Guatemala siempre ha sido
así, tercermundista, y aunque ya habíamos solicitado una línea telefónica (aún
no existían los celulares a diestra y siniestra) tendríamos que esperar porque “no
había líneas disponibles por el sector”.
Nuestra casa aún era de un solo piso así que tu “moisés”
estaba esperándote al lado de mi cama y tu cuna, en ese pedacito de cuarto
donde ahora está mi marquesa. Pames y Gaby dormían juntas en el cuarto donde
están ahora las computadoras y Dany y Mars, en el cuarto donde vive tu abuelita
Cory. Como te imaginarás, la casa no se veía tan amplia como lo es actualmente.
El garaje era para 2 carros todavía y tenía el “famoso”
techo de lámina duralita del cual se cayó tu papá al pintarlo pero, con toda
seguridad, su ángel de la guarda lo detuvo antes de llegar al suelo y así, con
golpes y todo, Dios le dio más vida para disfrutarla a nuestro lado. La pared
del jardín llegaba hasta las puertas corredizas del garaje y de ese lado, una
bella y grande bouganvilia corinta adornaba el frente de la casa.
Marce y Dany aún eran muy niñas cuando naciste pero
todos, incluso ellas, te esperábamos con alegría. A mis 30’s y después de 4
niñas, sabía que serías mi última hija (o hijo). Sí, porque existía la opción
de que hubieras sido hombre (aunque ya ni lo esperábamos ji.ji) porque los
ultrasonidos, en esa época, eran muy costosos y los doctores los ordenaban sólo
cuando era necesario, así que casi siempre era sorpresa saber el género del
recién nacido.
En realidad no tuve que usar el radio portátil para la “emergencia”
de tu nacimiento. Como fue parto por cesárea y el último de mis partos, fue
programado por el doctor y, en cierta forma, la fecha fue escogida por mí: como
Pames nació el 13 y Gaby el 23 pues, para que rimara, te pusimos el 3. Claro,
si Dios hubiera querido otra fecha, te hubieras adelantado o el doctor hubiera
puesto otra. Así que, con la venia de Dios, naciste un lunes 3 de febrero, Día
de San Blas y San Oscar de Brema. Agradece que no continuara con la tradición
de mis abuelos, de nombrar a sus hijos
como los Santos del día de su nacimiento o te hubieras llamado Blasa o Oscara,
como tu papá. ;)
Recuerdas cuando nació Danielín? Cómo todos estábamos
pendientes de su llegada en el hospital? Así fue contigo. Aparte de tu papi y
tus hermanas, también estaban Dora, Adriana, Silvia, tus abuelos….Recuerda que,
de ese lado de la familia, fuiste la última nieta así que, a pesar de que era “otro
parto de Zulia” eras la sensación de ese momento.
Por qué cada cumpleaños de mis hijas me pongo a
recordar detalles de su nacimiento o cuando eran niñas? Ay, chica! Cada año que
ustedes crecen en madurez, yo crezco en vejez y es en esta época de mi vida, en
que ya tengo tiempo suficiente para revivir recuerdos y gozar de nuevo las
lindas experiencias de la vida!
Además, somos fruto de lo que hemos sido. A veces es
bueno que alguien nos cuente la historia de nuestra vida desde el inicio pues
nosotros mismos no podemos recordar los primeros años de nuestras vidas, mucho
menos saber cómo era nuestro alrededor en esos años y, el lugar que ocupas en
este mundo y en el corazón de los que te amamos, nadie puede ocuparlo en lugar
de ti.