No se si será porque ya voy llegando a mis cincuentas o porque el día esta gris, a punto de llover. Lo cierto es que hay días en que me gusta recordar....Y aun cuando existen recuerdos que en su momento fueron dolorosos, al verlos en perspectiva....una da gracias a Dios por los resultados de éstos en la vida actual.
Cuando era novia de mi esposo, yo era una adolescente un poco rebelde y bastante traviesa. Sin embargo, a pesar de conocer bastantes personas que hacían cosas que no eran las correctas ni las mejores, yo no me dejaba llevar por la "presión de grupo" para hacer lo mismo que ellos hacían. Y eso que mi autoestima en esa época era bastante baja! Creo que en ésto influyo muchisimo que Dios me cuidaba y protegía, como siempre....
Como en todas la épocas del mundo (podemos leer sobre Sodoma y Gomorra, por ejemplo) han existido adicciones y drogas con las cuales, los débiles para enfrentar sus propias realidades diarias, escapan de sus problemas. Pues en mi época joven también éstas estaban presentes. Aunque no había tanto tráfico de drogas como ahora, sí había una gran cantidad de gente que las consumía. Y tal vez la diferencia (no se si actualmente sea asi) era que habia lugares especiales: discotecas, colegios, etc. en los que una sabia que encontraria a los mariguanos o drogadictos mas fácilmente que en otros lugares.
Pues bien, algunos familiares de mi novio, se habían ido de su casa a vivir solos y decidieron probar con la marihuana y se volvieron adictos con el tiempo. Una vez nos invitaron a su apartamento y vi como todos (excepto yo que no quise probar) agarraban unos montecitos, medio verdes con pepitas, y los enrollaban como cigarro en hojas de una Biblia de una de ellas (Sí, esto también me escandalizo a mi!) y comenzaban a fumar y pasarse el porro unos a otros. Luego me entere que lo hacían en papel de Biblia porque este era mas delgado que el papel normal....Y luego de un rato, todos reían y hablaban estupideces mientras yo me preguntaba: "Que estoy haciendo aquí?" Pero no podía irme primero, porque me había llevado mi novio y no tenla como regresarme y segundo, por la "presión de grupo" que me hacía avergonzarme de pedirle a mi novio que nos fuéramos de ahí. Para mi fue una situación muy incómoda, no solamente por las mismas circunstancias sino ademas por el desagradable olor (siempre he tenido el olfato muy desarrollado) que despide ese "montecito" cuando se quema y que, a pesar de los años, lo identifico muy bien y me da una sensación de enojo y desagrado.
Mi novio siguió frecuentando a sus familiares en estas reuniones y, aunque no lo hacía con la misma regularidad que ellos, lo hacía de vez en cuando. Pasó el tiempo, nos casamos y nos fuimos a vivir a una granjita de crianza de pollitos. Yo me convertí, de una adolescente de 17 a una mamá precoz y dejè una vida de joven posiblemente universitaria y parrandera, para ser una ama de casa jugando con una bebe recien nacida y a ser esposa de un joven, al que queria mucho pero que sentia que no terminaba de madurar...
En fin, se supone que mi esposo ya no fumaba marihuana pero, en unas de sus salidas con estos familiares, regresò con el "inconfundible" olorcito. Y, como yo definitivamente estaba en contra (y sigo estando) de cualquier sustancia que nos haga evadir la realidad, en otras palabras, drogas, le armè un gran escàndalo. Por supuesto èl, al sentirse acorralado por mi (que cuando exploto soy bastante dramatica, por eso no me gusta explotar) comenzò a negarlo todo. Pero lo cierto es que, como mis suegros se enteraron del asunto (no por mi sino por el papa de los otros familiares que tambien estaba preocupado por sus hijos) mi maridito termino yendo con una psicòloga, amiga de la familia, un par de veces.
Recuerdo que, aunque mi fe en esa epoca no era tan madura como ahora, comence a rezar por mi esposo. Ademas, ya mas calmada, hablamos y trate de convencerlo de no seguir por esos rumbos, no frecuentar a ese lado de la familia y en fin, creo que tanto el como yo sentiamos que yo era la mama que lo tenia que guiar. (Por supuesto, a èl no mucho le gustaba pero, como me querìa, se dejaba llevar...)
Gracias a Dios, esa fue la ultima vez que tuvimos una discusiòn por esa razòn. Han pasado ya mas de 30 años y no me arrepiento de haber tomado la decisiòn de sacarlo de ese cìrculo (aunque no crean que lo aceptò de una sola vez: tuve que seguir insistiendo muchas veces mas).
Cuando veo lo linda que ha sido nuestra vida matrimonial, lo mucho que hemos llegado a complementarnos, que hemos podido madurar "juntos" en circunstancias muy difìciles y que seguimos amàndonos tanto o aùn mas que al principio, veo que valiò la pena el esfuerzo. Y me siento feliz....
Por otro lado, veo a aquellos familiares como estàn ahora. No salieron de su adicciòn e incluso agregaron otras drogas mas fuertes. Tienen tambien nuestros cincuenta años o mas pero viven matrimonios superficiales, o soledades por separaciones. Aparentemente son personas "exitosas" porque tienen dinero para gozar la vida pero, en el fondo, no son plenamente felices y siguen escapando de los problemas de la vida (los cuales todos tenemos siempre) con las mismas sustancias que usaban desde que eran adolescentes.
Por eso, como decìa al principio, es lindo recordar y ver las situaciones en retrospectiva. En ese momento, cuando discutì con mi esposo sobre su salida de ese cìrculo de amigos y familia que le hacìan daño, sentì que ahì acabarìa nuestro matrimonio y me senti insegura de salir adelante con mi hija, sola. Al pasar los años, le agradezco infinitamente a Dios el amor que nos une como matrimonio y que me diera la valentìa y sabidurìa de enfrentar una situaciòn asi y salir adelante con Su Ayuda.
