domingo, 14 de junio de 2009

La historia de las hermanas












Conozco una familia con dos hermanas. En realidad son 4 hijos, pero la historia de hoy se concreta a estas dos hermanas.

Una, la mayor, vive sola en una casa que le ha prestado el esposo de su ùnica hija. Nunca se casò y toda su vida ha luchado fuertemente por sacar adelante a su hija, la cual llegò a estudiar en la universidad para luego felizmente casarse y tener dos hijos. Asi que esta hermana ya es abuela. Sobrevive diariamente vendiendo articulos por catàlogo, o macetas, o calzonetas, o mermeladas..... La vida es dura y difìcil para ella pero no se deja abatir y sale frecuentemente a actividades que eleven su alma...... Y no tiene carro, siempre anda en camioneta y, por donde ella vive, hay que programar dos horas para llegar a cualquier lado pues las pocas camionetas que pasan siempre van a vuelta de rueda....
La otra hermana, unos años menor, està casada hace mas de 30 años. Tambien es abuela pero vive en casa propia, su esposo (aunque empleado informal) y las rentas de unas casitas los mantienen, no como millonarios pero bastante bien y, a veces, no puede regalar a los de su familia porque "debe pagar sus impuestos". Posee dos carros que, aunque no son ùltimo modelo, caminan bastante bien. Siempre ha sido ama de casa, y cuidado de 2 hijos y un marido bastante exigente. Ahora, cuando el peso de los años y una lesiòn de columna le afectan la espalda, cuida a menudo a los nietos.

El papà de las hermanas muriò hace muchìsimos años y el dìa que èl cumplirìa años, la mamà de ambas decidiò reunirlas en una misa nocturna para su papà. La casada llegò temprano con su esposo y piadosamente fueron a saludar a Jesùs en la capilla donde està el sagrario. La otra posiblemente llegò tarde por lo de la cuestiòn del transporte y su mamà, se diò cuenta de que habìa asistido, cuando la viò pasar a comulgar.

Y la Iglesia celebraba la fiesta del Corpus Christi... El sacerdote hablò sobre el amor supremo de Jesùs que nos dejò Su Cuerpo y Su Sangre y còmo el egoìsmo nos nos permite comulgar con los hermanos.....

Terminò la misa, se saludaron las hermanas y la mamà, y justo comenzò a llover. Otra de las hermanas, anticipàndose a las circunstancias, le pidiò a la hermana casada que encaminara a la hermana mayor pues personalmente no podìa hacerlo porque en su carro, que normalmente se llena con 5, ahora iba repleto con 6 (incluyendo a la mamà). Y la hermana casada se negò. Se fue con su esposo, se subieron al carro y se marcharon. Eran las 8 y media de la noche.

La otra hermana, cuando supo que ningun familiar podrìa ayudarla, saliò corriendo bajo la lluvia a buscar algun conocido de su barrio que pudiera llevarla pues, a esa hora, ya no habrìan camionetas.

La mamà, preocupada, llegò a su casa, esperò un rato y comenzò a llamar a la casa de la hija mayor para confirmar que llegara. Al cabo de mucho tiempo, su hija al fin le contestò, contàndole que le habìan dado jalòn a su casa, bajo la lluvia, en la palangana de un pick-up. Y la mamà, ya tranquila, le diò gracias a Dios.

"Si uno dice que ama a Dios mientras odia a su hermano, miente; pues si no ama al hermano suyo a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Pues èste es el mandamiento que recibimos de èl: el que ama a Dios, que ame tambièn a su hermano". (1 Jn. 4, 20-21)